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Por MN cubana y psicóloga Nery Maceira Moya
¿Conoce Ud. su pauta de pensamiento? ¿En su lenguaje
interior a lo largo del día, de cada día hay algo que le diga que puede lograr
lo que quiere?, ¿no ha oído decir que tal como pensamos somos? ¿Podemos cambiar
nuestro flujo de pensamiento?
La calidad de vida depende de la
manera en que hemos elegido procesar al mundo en nuestros pensamientos.
Nuestro lenguaje interior está construido por símbolos, simbolizamos el
amor con imágenes que son solo nuestras, damos una imagen a lo que es
felicidad, hay otras para lo que son conceptos tan abstractos como orden,
libertad, alegría, compañerismo, solidaridad, belleza e incluso las relaciones
con las personas y la propia imagen. Esas imágenes nos emocionan y nos llevan a
actuar de la forma en que somos, porque esas imágenes nos hablan todo el día
aquí, en este pequeño espacio interior, de nuestra mente.
El
ajedrez tiene un lenguaje y un mundo lleno de símbolos, el ajedrez tiene una
cultura milenaria que quiere poner a su servicio, y más que estimular
relaciones matemáticas o lógicas alimenta un mundo de desarrollo personal.
Cuando aprendemos un lenguaje aprendemos los símbolos de una cultura y a
dónde quiere que vayamos nos acompañan como una pequeña computadora portátil a nuestro pleno servicio. Somos
parte del mundo porque compartimos su lenguaje y aquellos que lo amplían
cambian sus pensamientos, su lenguaje interno, mejoran la calidad de su vida.
Se estimula en el niño el amor a la naturaleza y allí habremos puesto el
lenguaje que comparten los criadores de aves, los coleccionistas de insectos,
los agricultores. Se estimula en el niño la expresión corporal y allí sembramos
la palabra del gesto justo de la danza, de la actividad deportiva. Se estimula
en el niño el lenguaje del ritmo y habremos sembrado en él, el lenguaje de la
música. De que se desarrollen esas inteligencias estará dado porque el
pensamiento, el lenguaje interior que desarrollan, los iluminan con sus
símbolos.
El ajedrez es una expresión de la
guerra de ideas, de la batalla de
conciencias que dirimen jugada a jugada la calidad de sus pensamientos, de sus
emociones, de sus símbolos. Los que comparten el ajedrez, no comparten una
competencia más o menos importante sino el amor a una realidad, a una cultura
especial.
Hay
una posición que por lo simple es una expresión de ese lenguaje que podemos
adquirir. Ponerse en contacto con su
idea, con las imágenes que permiten arribar a la solución del problema, lograr
esa pauta de pensamiento permite conquistar medios y métodos para vencer
en el campo ajedrecístico.
Juegan las blancas y ganan. Las blancas solo cuentan
para ganar la posibilidad de poner al rey negro en una posición de ahogo con su
propio peón. Así el tema del blanco es compulsar al negro para que ocupe una
posición desfavorable.
1. Cb4 . El
Rey negro no tiene otra posibilidad que ir a la casilla a1.
1.... Ra1 2. Rc1. Jugada que logra los objetivos deseados, llevar al
negro a que realice el único movimiento que le queda y que implica que se
ahogue con sus propias fuerzas y por otra parte dejar libre la casilla c2 para
que el caballo de jaque mate.
2...... a2 3. Cc2 Mate.
Póngase en contacto con lo que quiere hacer o ser, cultive las imágenes
de ese mundo especial que quiere conquistar, ya sea bajar de peso, estudiar
lenguas o nadar bien, logrará las
acciones que pensó nunca podría hacer, la realidad está ahí, vea en su lenguaje
interior que lo logra, que sus pensamientos están unidos a la fuerza constructiva
y creativa de la cual sólo usted es
capaz… y nunca fracasa porque el fracaso es una medida de otros, la suya
siempre lleva a un resultado.
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