En la Copa Mundial de Ajedrez 2011 en Khanty-Mansiysk, se vivió un notable acto de deportividad entre los grandes maestros David Navara (República Checa) y Alexander Moiseenko (Ucrania).
Durante la segunda partida de la tercera ronda, en la jugada 35, Navara, con piezas negras, accidentalmente tocó tanto su rey como su alfil. Según las reglas, debía mover la primera pieza tocada, pero Moiseenko, reconociendo que fue un error involuntario, permitió que Navara moviera el alfil.
Este acto de fair play fue ampliamente elogiado. La gobernadora de Ugra, Natalia Komarova, otorgó a ambos jugadores un premio especial por su conducta ejemplar, destacando que "no es necesario ser campeón para ganar este premio; basta con vivir en armonía con el mundo y con los demás".
Finalmente, Navara avanzó a la siguiente ronda tras ganar en los desempates.
Este episodio resalta la importancia de la ética y la deportividad en el ajedrez, demostrando que el respeto mutuo y la integridad pueden prevalecer incluso en competiciones de alto nivel.
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