Por Nibaldo- Instructor FIDE
En ajedrez —como en la vida— perder no siempre es una señal de fracaso. De hecho, puede ser el comienzo de un gran avance si se tiene la actitud adecuada. Como dijo el gran José Raúl Capablanca:
"Se aprende mucho más de una partida perdida que de cien ganadas."
Pero atención: no se trata de perder por perder, ni de aceptar la derrota con resignación. Se trata de estudiar esa derrota con seriedad, con lupa, con humildad y con ganas de entender. Ahí es donde nace el verdadero crecimiento.
Muchos jugadores sin mucha experiencia ven la derrota como algo simplemente frustrante o pasajero. Terminan la partida, sacuden la cabeza, cierran la computadora o guardan las piezas y pasan a lo siguiente. ¿Y si ese fue el momento clave para subir de nivel… y lo dejaron ir?
Hoy en día, tenemos herramientas increíbles para aprender de nuestras derrotas:
-
Análisis con programas como Stockfish o Lichess.
-
Comentarios de un entrenador o un amigo con más experiencia.
-
Comparar lo que pensábamos durante la partida con lo que realmente pasó.
Cada derrota encierra un mensaje. A veces es una táctica que no vimos, una estrategia que no comprendimos, o una mala gestión del tiempo. Pero si no nos detenemos a escuchar ese mensaje, volverá a aparecer.
💡 Consejo práctico: después de perder una partida, espera unas horas si estás emocionalmente afectado, pero no dejes pasar más de un día para analizarla. Mientras más fresco tengas lo que pensabas en ese momento, mejor.
Recuerda: el verdadero campeón no es el que nunca pierde, sino el que nunca desaprovecha una derrota.
Publicar un comentario