Por Arnaldo Calvo Buides
http://arnaldocalvo.blogspot.com
Durante el periodo 1995-2000, en que estudié la carrera de Derecho en La Universidad de La Habana (Cuba), un MF venezolano realizó una sesión de simultáneas frente a mi Facultad, bajo unos frondosos árboles que acompañan un bello parque.
Yo participé. Si mi mente no me falla, le planteé la defensa Siciliana. Llegado el tránsito del medio juego al final (con equilibrio posicional), yo analizaba y analizaba la jugada a hacer en cuanto el maestro llegara a mi mesa, cuando de improviso alguien del público, violando todo reglamento de la simultánea y no sé de cuántas cosas más, se me acerca y sugiere una movida...
Tras unos breves instantes de no decidirme qué jugar, el maestro se aproximaba. ¨ ¿Qué juego?¨, me preguntaba. Y entonces fue que opté nada más y nada menos por la propuesta del espectador, un lance nada descabellado...
Unas movidas después, la partida concluyó tablas. Sinceramente, la jugada soplada por el aficionado tuvo su peso en el resultado final, por eso sería injusto agenciarme yo solo el medio punto y no compartirlo con aquel intruso que aportó una interesante jugada en un momento clímax del encuentro.
Publicar un comentario