Por Nibaldo Calvo Buides
Se encuentra muy en boga el tema del ajedrez y los negocios. Como bien opina el cubano Roberto Mayor Gutiérrez, director de la empresa Chess-in-business: "El ajedrez alcanza un valor contemporáneo en su relación análoga con los negocios empresariales. Los principios que rigen cada una de las fases que conforman una partida de ajedrez son similares a aquellas que se han empleado por los grandes estrategas en el ámbito empresarial".
Pero hoy quiero comentarles acerca del negocio del ajedrez, el cual se plantea a partir del momento en que una persona se dedica a cobrar por la impartición de clases y/o venta de material de ajedrez: ajedreces, relojes, libros, etc...
El chiste está en lograr hacer un buen negocio con el ajedrez; me refiero a que todos los clientes se sientan satisfechos del producto que reciben.
Como economista, periodista y profesional del ajedrez, soy del criterio que el verdadero maestro de ajedrez es aquel quien cobra a sus alumnos de acuerdo al nivel de enseñanza que transmite.
El maestro de ajedrez siempre debe recibir un pago, porque todo conocimiento tiene su valor, como sucede con el instructor de beisbol, danza, pintura, etc...
Luego como respuesta a ese pago el maestro debe procurar avances y resultados positivos de sus alumnos en los torneos que participen. Puede ser que determinados alumnos no obtengan premios en dichos torneos; pero si en cada evento muestran avances, pues van por el camino correcto.
Los padres deben ser pacientes y evitar caer en el absurdo de querer que sus hijos "manejen un autobús si no saben manejar..."
Y por el camino incorrecto y espinoso marchan aquellos infortunados alumnos que tienen a instructores de ajedrez improvisados. Esos que sin conocer ni un ápice de metodología del entrenamiento ajedrecístico llegan a determinada institución pública o privada y dicen: "yo se darle clases de ajedrez a los niños", y acto seguido los contratan...
¿Se imagina que Usted como padre pague una cuota mensual por clases de ajedrez a su hijo y que finalmente sea una estafa porque el niño no progresa (por culpa del maestro)?
Es injusto.
Para triunfar en este negocio de impartición de clases de ajedrez, entre otras cosas yo priorizo:
Se encuentra muy en boga el tema del ajedrez y los negocios. Como bien opina el cubano Roberto Mayor Gutiérrez, director de la empresa Chess-in-business: "El ajedrez alcanza un valor contemporáneo en su relación análoga con los negocios empresariales. Los principios que rigen cada una de las fases que conforman una partida de ajedrez son similares a aquellas que se han empleado por los grandes estrategas en el ámbito empresarial".
Pero hoy quiero comentarles acerca del negocio del ajedrez, el cual se plantea a partir del momento en que una persona se dedica a cobrar por la impartición de clases y/o venta de material de ajedrez: ajedreces, relojes, libros, etc...
El chiste está en lograr hacer un buen negocio con el ajedrez; me refiero a que todos los clientes se sientan satisfechos del producto que reciben.
Como economista, periodista y profesional del ajedrez, soy del criterio que el verdadero maestro de ajedrez es aquel quien cobra a sus alumnos de acuerdo al nivel de enseñanza que transmite.
El maestro de ajedrez siempre debe recibir un pago, porque todo conocimiento tiene su valor, como sucede con el instructor de beisbol, danza, pintura, etc...
Luego como respuesta a ese pago el maestro debe procurar avances y resultados positivos de sus alumnos en los torneos que participen. Puede ser que determinados alumnos no obtengan premios en dichos torneos; pero si en cada evento muestran avances, pues van por el camino correcto.
Los padres deben ser pacientes y evitar caer en el absurdo de querer que sus hijos "manejen un autobús si no saben manejar..."
Y por el camino incorrecto y espinoso marchan aquellos infortunados alumnos que tienen a instructores de ajedrez improvisados. Esos que sin conocer ni un ápice de metodología del entrenamiento ajedrecístico llegan a determinada institución pública o privada y dicen: "yo se darle clases de ajedrez a los niños", y acto seguido los contratan...
¿Se imagina que Usted como padre pague una cuota mensual por clases de ajedrez a su hijo y que finalmente sea una estafa porque el niño no progresa (por culpa del maestro)?
Es injusto.
Para triunfar en este negocio de impartición de clases de ajedrez, entre otras cosas yo priorizo:
- Ser yo como maestro de ajedrez. Evito imitar el trabajo de otros instructores de esta disciplina.
- Planificar de manera dosificada las clases según los niveles de los grupos de estudiantes.
- Checar con determinada peridiocidad el progreso de cada uno de mis alumnos.
- Estudiar e investigar de manera independiente todos los días, para estar al tanto de las últimas novedades del ajedrez nacional e internacional y para mantener un adecuado nivel ajedrecístico que me permita apoyar de cerca a mis alumnos.
- Como economista utilizo la mercadotecnia en función del ajedrez.
Yo confío plenamente en el ajedrez como negocio rentable, por ese motivo es que desde hace años me he dispuesto a alternar mi carrera profesional con el ajedrez.
El haberme graduado de Lic. en Economía me ha permitido visualizar con mayor dimensión este mercado, al cual me he insertado y cada día me despierto más comprometido con nuestro CLUB DE AJEDREZ DE ALTO RENDIMIENTO CAPABLANCA. (http://clubdeajedrez-capablanca.es.tl/)
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