TEXTO Y FOTOS: LIC. NIBALDO CALVO BUIDES
La escena se repetía por doquier. Cada espacio de la UNAM era muy bien aprovechado por los aficionados al ajedrez.
Bajo los árboles, en los pasillos, en las cafeterías. La gente jugaba ajedrez en el primer espacio que encontraban.
Así se vivió durante la PRIMERA GRAN FIESTA INTERNACIONAL DE AJEDREZ UNAM 2010.
La fiebre del ajedrez había contagiado a la UNAM. Ojalá que esa fiebre también se extienda a todos los Estados de la República Mexicana. Esa es la fiebre que hace falta en todo México.
Pero que no sea una fiebre pasajera. Debe ser una fiebre constante, que destruya la apatía de la familia ajedrecística; una fiebre que aniquile la desunión que se respira y se vive entre los ajedrecistas de este bello pais que es México; una fiebre que incremente la pasión por el ajedrez, no importando edad, sexo ni creencias religiosas; una fiebre ajedrecística que entre al sistema educativo mexicano.
Hace falta. ¡Y que me acusen del contagio!!!!!
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