Por Lic. Nibaldo Calvo Buides
El ya fallecido Gran Maestro inglés Anthony Miles fue un asiduo competidor en torneos cubanos.
Era un adicto al clima de la Isla; aunque su enfermedad de diabetes y el calor reinante hacían que se bebiera varios vasos con agua durante una partida.
El carácter de Miles era fuerte, y así se traducían sus partidas que eran de lucha intensa.
Existe una anécdota de cuando el GM Anthony Miles jugó un torneo en mi provincia natal: Matanzas, Cuba.
Sucedió que un fotógrafo del medio de prensa donde yo trabajaba acudió al salón del torneo para tomar imágenes encomendadas.
Y como Miles era el foco de atención entre todos los competidores, por su largo historial competitivo, pues el fotógrafo no dudó en tomar fotos y más fotos, todas con flash.
Todo iba bien, eso parecía, aunque Miles mantenía su cara bastante rígida, exhorto en sus análisis, las manos cubriéndole la cara, con la pose característica del ajedrecista… hasta que cuando el fotógrafo le iba a lanzar el próximo flashazo…
De repente el GM Anthony Miles se estira en su silla, dejándose ver su cuerpo fornido y su cara de pocos amigos, y con un ademán de sus dedos le indica al fotógrafo que no le siguiera tomando fotos.
Acción suficiente para que se detuvieran los flashes.
Al otro día el periódico local publicó los resultados de la ronda de juego y destacó que entre los favoritos se encontraba el GM Anthony Miles.
Acompañó a la noticia una foto del inglés, que ilustraba el preciso momento en que con un ademán de sus dedos le indica al fotógrafo que no le siguiera tomando fotos.
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