Por Nibaldo Calvo Buides
En mi Jaguey Grande natal (provincia de Matanzas, Cuba) estábamos acostumbrados a jugar torneos de ajedrez todos los fines de semana.
Era una rivalidad amistosa, la verdad es que todos la pásabamos muy bien jugando, y no faltaban las bromas durante los cotejos.
Recuerdo a mi amigo Julio Fuentes, más conocido por EL TIBURÓN, porque tenía tatuado en un brazo un tiburón.
Julito nunca había tomado un libro de ajedrez en sus manos; más bien era un jugador práctico, casi todos los días pasaba horas y horas jugando, sin temor a las derrotas.
Su nivel fue subiendo, y para ganarle había que pensarle bien porque tanta práctica lo había convertido en un jugador táctico, que salvaba partidas desventajosas.
Su sentido del humor era (y supongo que siga siendo) muy alto, platicaba mientras jugaba, se reía, bromeaba....
Para seguirle la rima, solíamos preguntarle cuando nos correspondía mover: Julito, ¿puedo hacer esta jugada?
Y ya todos nos reiamos con antelación, porque acto seguido siempre EL TIBURÓN respondía muy sonriente:
CLARO QUE SÍ, TÚ ERES MAYOR DE EDAD Y PUEDES HACERLO.
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