Por Nibaldo Calvo Buides
Cuando yo jugaba torneos de ajedrez en Cuba, principalmente a finales de la década de los ´80 y principios de los ´90, presencié partidas donde a los dos jugadores se les agotaban el tiempo del reloj casi de manera instantánea; pero bien sabíamos que realmente a algunos de los dos se le había caído primero el tiempo; pero resultaba harto difícil definir a quién se le cayó primero.
Ni el árbitro podía definir si al bando blanco o al negro se le iba a otorgar el punto; porque no había manera de darnos cuenta cuál reloj había expirado primero su tiempo.
Por lo que ante tanta incertidumbre, se prefería otorgarle medio punto a cada jugador.
Me estoy refiriendo en tiempos donde se jugaban torneos con relojes analógicos.
También “gracias” a los relojes analógicos se daban casos en que a un jugador se le vencía el tiempo; y sin embargo su rival no se daba cuenta, por lo que continuaban la partida.
Y 5 ó 10 minutos después daba jaque mate quien se le había caído el tiempo.
Entonces el perdedor reclamaba al árbitro de que su rival ya había perdido por tiempo.
¿Y cuál era la determinación del árbitro?
Sencilla. Predomina el jaque mate. Había que reclamar el tiempo antes de recibir el jaque mate.
Por suerte entró al mercado el reloj digital.
El EXCALIBUR es de los más utilizados en competiciones ajedrecísticas mexicanas. Con este reloj no hay lugar a dudas, porque en cuanto a uno de los contrincantes se le acaba el tiempo, al unísono el reloj detiene los tiempos, emite un sonido de aviso y se activa un bombillito con luz roja.
Significa que si en el preciso momento en que a mi rival se le cae el tiempo a mi me queda 1 segundo en mi reloj, pues mi reloj se detiene en ese segundo.
Bienvenida la tecnología al servicio del ajedrez.
Cuando yo jugaba torneos de ajedrez en Cuba, principalmente a finales de la década de los ´80 y principios de los ´90, presencié partidas donde a los dos jugadores se les agotaban el tiempo del reloj casi de manera instantánea; pero bien sabíamos que realmente a algunos de los dos se le había caído primero el tiempo; pero resultaba harto difícil definir a quién se le cayó primero.
Ni el árbitro podía definir si al bando blanco o al negro se le iba a otorgar el punto; porque no había manera de darnos cuenta cuál reloj había expirado primero su tiempo.
Por lo que ante tanta incertidumbre, se prefería otorgarle medio punto a cada jugador.
Me estoy refiriendo en tiempos donde se jugaban torneos con relojes analógicos.
También “gracias” a los relojes analógicos se daban casos en que a un jugador se le vencía el tiempo; y sin embargo su rival no se daba cuenta, por lo que continuaban la partida.
Y 5 ó 10 minutos después daba jaque mate quien se le había caído el tiempo.
Entonces el perdedor reclamaba al árbitro de que su rival ya había perdido por tiempo.
¿Y cuál era la determinación del árbitro?
Sencilla. Predomina el jaque mate. Había que reclamar el tiempo antes de recibir el jaque mate.
Por suerte entró al mercado el reloj digital.
El EXCALIBUR es de los más utilizados en competiciones ajedrecísticas mexicanas. Con este reloj no hay lugar a dudas, porque en cuanto a uno de los contrincantes se le acaba el tiempo, al unísono el reloj detiene los tiempos, emite un sonido de aviso y se activa un bombillito con luz roja.
Significa que si en el preciso momento en que a mi rival se le cae el tiempo a mi me queda 1 segundo en mi reloj, pues mi reloj se detiene en ese segundo.
Bienvenida la tecnología al servicio del ajedrez.
Publicar un comentario