Por Nibaldo Calvo Buides
Una
deficiencia común en los ajedrecistas con poca experiencia competitiva es
que estropean posicionas ganadoras,
debido a que omiten jugar al contraataque. Arriban a una posición y al verse
con una pieza amenazada, la retroceden, e ignoran la posibilidad de defenderse realizando
una jugada de ataque, que en términos ajedrecísticos lo conocemos como
contraataque.
Veamos
lo sucedido en el siguiente cotejo, jugador por mí por internet, a 3 minutos
por cada jugador, en el que yo llevaba piezas negras:
Mi
rival acaba de jugarme 30.h3 (Diagrama).
Aquí una
“jugada natural” es retirar el caballo amenazado, por ejemplo: 30…;Cf6,
jugada que protege al caballo y a su vez tapa la diagonal del alfil de g7.
Mi caballo se encuentra amenazado pero yo puedo amenazarle su dama con 30...;Ac3 (diagrama), jugando al contraataque, lo cual hice.
Ahora
las blancas reaccionaron con 31.Dd1 (Diagrama), jugada que calculé a priori porque
a primera vista podría parecer que pierdo al caballo o a la torre.
Todo ueda a salvo con 31...;Ad4+; 32.Rg2 Dd5! (diagrama), jugada clave en la combinación.
33.hxg??, por supuesto, grave error porque pierde la calidad; pero ya mi rival estaba apurado de tiempo. Y si 33.Cd2 Txd3.
Mi jugada siguiente fue 33...; fxg (diagrama).
35...;gxf+; 36.Dxf3 (Diagrama).
36…;Ac3! (diagrama).
Y las blancas se rindieron porque pierden pieza. 0-1
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