Por Lic. Nibaldo Calvo Buides
Pensar qué jugada realizar sosteniendo a la vez la pieza en la mano es una costumbre que persiste en ajedrecistas de todas las edades y niveles.
Si nos corresponde jugar y visualizamos que una pieza nuestra ha sido atacada, resulta preferible “pensar con la cabeza y luego jugar con la mano”, y no “pensar con la mano”.
Cuando uno toma una pieza y se pone a pensar, suele crearse uno mismo dificultades para el análisis correcto, porque la mano sobre el tablero nos crea un punto de observación directa que pudiera dificultar nuestro análisis. Esto sin descartar la posibilidad de que esa mano levantada con la pieza cree una sombra en alguna parte del tablero, y por ende nos estorban en nuestros cálculos.
Este mal de “pensar con la mano” puede y debe corregirse desde edades tempranas. Le corresponde a los instructores advertirles a sus discípulos las desventajas de actuar así, e incluso en clases pueden estimular a quienes no se desesperen por agarrar una pieza sin saber qué hacer con ella.
Observo mucho en jugadores noveles que cuando el contrario le captura una pieza y ellos tienen la posibilidad de recaptura, agarran rápidamente la pieza para hacerla, porque muchas veces es un reflejo que es difícil de resistir.
Y acto seguido se detienen con la pieza en mano porque en ese momento ven que no es la mejor jugada la recaptura…….pero ya no hay marcha atrás, porque: PIEZA TOCADA, PIEZA JUGADA.
Publicar un comentario