Por Nibaldo- Instructor FIDE
En ajedrez, la mente puede jugar en nuestra contra, especialmente al enfrentar problemas tácticos como las piezas clavadas. Uno de los errores psicológicos más comunes ocurre cuando reconocemos inicialmente que una pieza o peón está clavado, pero, tras hacer varios movimientos, nuestra atención se desvía y olvidamos la amenaza. Esto puede llevarnos a caer en una trampa o a quedar en una posición inferior.
Desde el punto de vista de la psicología ajedrecística, este fenómeno se debe a la dispersión de la atención. Nuestra mente tiende a enfocarse en la dinámica de los cambios que ocurren en el tablero, y a medida que la posición se va transformando, los detalles iniciales (como una clavada) pueden pasar a un segundo plano. Este descuido es un sesgo cognitivo, donde el cerebro selecciona qué información priorizar mientras filtra detalles que considera "menos urgentes."
Además, el exceso de confianza juega un papel importante: después de identificar una clavada, es fácil creer que estamos en control, lo que puede hacernos bajar la guardia. A medida que avanzamos en la posición, nuestra mente se enfoca en otros elementos tácticos y pierde de vista la amenaza inicial.
Para evitar estos errores, es útil hacer una revisión completa en cada movimiento, como si estuviéramos viendo la posición por primera vez. Este simple hábito puede ayudarnos a no olvidar problemas tácticos latentes y a mantener el control en el tablero. En ajedrez, no basta con detectar una amenaza una vez; es necesario recordarla y monitorearla constantemente.
Entremos en acción. Esta posición (diagrama) corresponde a uno de mis cotejos
online, en el que yo llevaba piezas blancas (ritmo de juego: un minuto para
cada jugador con 1 segundo de incremento por jugada).
Podemos apreciar que el peón negro de e6 se encuentra clavado por la
torre blanca en la columna e.
En la partida, tal vez el jugador de piezas negras se percató de esa
clavada; pero en determinado momento se le hizo “algo familiar” y lo llevo a cometer
un grave error. Veamos:
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