Por Nibaldo Calvo Buides
¿Acaso el Elo lacera la práctica del ajedrez?...¿cuando antes se jugaba sin Elo el ajedrecista jugaba más relajado, más entregado a la partida?...¿el Elo le ha dado muerte al ajedrez competitivo?
Es reconocible el gran mérito que merece el profesor Arpad Elo (1903-1992), físico estadounidense de origen húngaro, creador del sistema de puntuación Elo, inventado para mejorar el sistema de clasificación vigente de los jugadores de ajedrez.
En sus inicios pudo haber dado buen resultado, pero actualmente cuenta con el reproche de parte de la comunidad ajedrecística internacional.
Lo cierto es que el aparecido Elo ha provocado la disminución de ajedrecistas en determinados torneos, por la simple razón de que temen perder partidas y por ende disminuir su Elo. Saben que si tienen un mal torneo, pues su Elo caerá al piso…..10, 20 o más puntos menos en la próxima lista oficial de la Federación Internacional de Ajedrez.
Pero razonemos dos de las razones primordiales que provocan que el trebejista caiga en el temor de no perder puntos en su ELO: una es el hecho de que subiendo Elo, unido a otros requisitos, puede alcanzar títulos de Maestro FIDE, Maestro Internacional o de Gran Maestro.
Otra razón es que existen torneos donde se convocan a jugadores de determinados rangos de Elo, y si sus dígitos están por debajo de lo que estipula la convocatoria, pues quedan fuera. Ante esta disyuntiva no es de extrañar la presencia de algunos Maestros FIDE y/o Maestros Internacionales en torneos abiertos….de rango municipal o Estatal…..y que no se compute para el Elo.
Allí juegan sueltos, relajados….y algunos se relajan tanto que caen en el desmérito.
Si el torneo está pactado a 7 rondas, por ejemplo, y si al finalizar la sexta ya son los campeones de manera inevitable, se han “dado el lujo” de perder en la última ronda con rivales de menor calibre…con jugadores de bajísimo rating.
El truco funciona así: previo acuerdo, el Maestro titulado suelta el punto para que su rival suba en la tabla de posiciones y alcance uno de los premios, el cual será compartido con el “generoso” Maestro FIDE o Maestro Internacional.
Recuerdo un torneo que jugué en un Estado de la República Mexicana, donde antes de dar inicio la ronda 7 se me acerca un Maestro FIDE, quien marchaba en punta, y aunque él perdiera esa última partida iba a obtener el Primer lugar.
Claro que el ya había sacado bien sus cuentas, por lo que se me acercó y me dijo: Si nos toca a nosotros en la última ronda te doy el punto y tú me pagas una comida…..
Solo atiné a sonreír……porque este Maestro FIDE de verdad que estaba hambriento del estómago, y no hambriento de luchar sobre el tablero, de conquistar una victoria a fuego y sangre.
En fin, el pareo lo puso a jugar contra un trebejista joven, con Elo algo más de 1800…y este “derrotó” al Maestro FIDE!!!!!!!
Asi, entrecomillas, porque nunca voy a creer que el Maestro FIDE haya perdido de verdad, apuesto a que le entregó la partida a cambio de un plato de comida y determinado por ciento de dinero por ese punto regalado.
Por otra parte, en torneos válidos para ser reportados para el Elo, resulta común que el ajedrecista acuda y constantemente saque sus cuentas de los puntos que debe totalizar para al menos mantener la cifra de su ELO. Voy a entrar en la mente de uno de ellos para acercarme a su razonamiento: haciendo tablas con Pedrito, Juanito, Fernandito y Alejandrito, y ganándole a dos de abajo mantengo mi Elo.
Y este ajedrecista enfoca su torneo en base a ese análisis preliminar. En su mente no hay deseos de lucha, hay búsqueda de tablas con las personas que eligió. A él no le interesa haber viajado cientos de kilómetros, estar varios días alejado de la familia, incurrir en gastos necesarios e innecesarios….LO QUE LE INTERESA ES NO PERDER NI UN PUNTITO EN SU ELO!!!!!!
Cuando se razona así, el ajedrez muere. Nuestra creatividad se aleja de las 64 casillas. Nos convertimos en seres sin ánimo de lucha, sin fuerzas para pensar en grande.
Lo que al inicio surgió con ánimos de mejorar el ajedrez, hoy se ha convertido en una espiral con efectos negativos.
Es reconocible el gran mérito que merece el profesor Arpad Elo (1903-1992), físico estadounidense de origen húngaro, creador del sistema de puntuación Elo, inventado para mejorar el sistema de clasificación vigente de los jugadores de ajedrez.
En sus inicios pudo haber dado buen resultado, pero actualmente cuenta con el reproche de parte de la comunidad ajedrecística internacional.
Lo cierto es que el aparecido Elo ha provocado la disminución de ajedrecistas en determinados torneos, por la simple razón de que temen perder partidas y por ende disminuir su Elo. Saben que si tienen un mal torneo, pues su Elo caerá al piso…..10, 20 o más puntos menos en la próxima lista oficial de la Federación Internacional de Ajedrez.
Pero razonemos dos de las razones primordiales que provocan que el trebejista caiga en el temor de no perder puntos en su ELO: una es el hecho de que subiendo Elo, unido a otros requisitos, puede alcanzar títulos de Maestro FIDE, Maestro Internacional o de Gran Maestro.
Otra razón es que existen torneos donde se convocan a jugadores de determinados rangos de Elo, y si sus dígitos están por debajo de lo que estipula la convocatoria, pues quedan fuera. Ante esta disyuntiva no es de extrañar la presencia de algunos Maestros FIDE y/o Maestros Internacionales en torneos abiertos….de rango municipal o Estatal…..y que no se compute para el Elo.
Allí juegan sueltos, relajados….y algunos se relajan tanto que caen en el desmérito.
Si el torneo está pactado a 7 rondas, por ejemplo, y si al finalizar la sexta ya son los campeones de manera inevitable, se han “dado el lujo” de perder en la última ronda con rivales de menor calibre…con jugadores de bajísimo rating.
El truco funciona así: previo acuerdo, el Maestro titulado suelta el punto para que su rival suba en la tabla de posiciones y alcance uno de los premios, el cual será compartido con el “generoso” Maestro FIDE o Maestro Internacional.
Recuerdo un torneo que jugué en un Estado de la República Mexicana, donde antes de dar inicio la ronda 7 se me acerca un Maestro FIDE, quien marchaba en punta, y aunque él perdiera esa última partida iba a obtener el Primer lugar.
Claro que el ya había sacado bien sus cuentas, por lo que se me acercó y me dijo: Si nos toca a nosotros en la última ronda te doy el punto y tú me pagas una comida…..
Solo atiné a sonreír……porque este Maestro FIDE de verdad que estaba hambriento del estómago, y no hambriento de luchar sobre el tablero, de conquistar una victoria a fuego y sangre.
En fin, el pareo lo puso a jugar contra un trebejista joven, con Elo algo más de 1800…y este “derrotó” al Maestro FIDE!!!!!!!
Asi, entrecomillas, porque nunca voy a creer que el Maestro FIDE haya perdido de verdad, apuesto a que le entregó la partida a cambio de un plato de comida y determinado por ciento de dinero por ese punto regalado.
Por otra parte, en torneos válidos para ser reportados para el Elo, resulta común que el ajedrecista acuda y constantemente saque sus cuentas de los puntos que debe totalizar para al menos mantener la cifra de su ELO. Voy a entrar en la mente de uno de ellos para acercarme a su razonamiento: haciendo tablas con Pedrito, Juanito, Fernandito y Alejandrito, y ganándole a dos de abajo mantengo mi Elo.
Y este ajedrecista enfoca su torneo en base a ese análisis preliminar. En su mente no hay deseos de lucha, hay búsqueda de tablas con las personas que eligió. A él no le interesa haber viajado cientos de kilómetros, estar varios días alejado de la familia, incurrir en gastos necesarios e innecesarios….LO QUE LE INTERESA ES NO PERDER NI UN PUNTITO EN SU ELO!!!!!!
Cuando se razona así, el ajedrez muere. Nuestra creatividad se aleja de las 64 casillas. Nos convertimos en seres sin ánimo de lucha, sin fuerzas para pensar en grande.
Lo que al inicio surgió con ánimos de mejorar el ajedrez, hoy se ha convertido en una espiral con efectos negativos.
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