Por Nibaldo Calvo Buides
Siempre
estamos aprendiendo. A
veces de manera
conscientes; otras tantas, de
manera inconsciente. Nuestras
mentes están diseñadas
para aprender, para
captar nuevas informaciones e imágenes.
El
ajedrecista deseoso por
progresar siempre quiere aprender más y más, pero
no siempre utiliza el
mejor método.
Hoy, gracias a
la autopista de
la información (internet),
todos tenemos acceso
a disimiles cursos impartidos
por instructores de todas
las calificaciones.
El ajedrecista debe tener muy presente lo siguiente a la hora
de afrontar el estudio
de cualquier tema ajedrecístico: Aprender
nuevas reglas de
ajedrez en contexto y mediante
ejercicios es lo más
indicado.
Cuando yo era demasiado joven prácticamente devoraba cuantos libros
de ajedrez acercaba
a mis manos. Iba
aprisa. El próximo libro esperaba por mi.
Mi mente comenzó a llenarse
de reglas y metodologías, muchas
de ellas aprendidas
de memoria, sin ampararlas mediante un
correcto estudio en contexto, lo
cual provocaba que durante una partida, en determinadas situaciones trastrocaba una regla por otra y mi partida se convertía
en
un vaivén y muchas
confusiones.
Una de las reglas
que leí varias
veces y sin embargo no la estudié en
contexto fue la de la
SUPERIORIDAD DE PAREJA
DE TORRES CONTRA
DAMA.
Esa regla me
la sabia de memoria,
pero nunca me
tomé la “molestia”
de ver y
analizar partidas donde se arribara
a esa situación y
la pareja de
torres saliera victoriosa.
Fue así que con
esa laguna mental un
buen dia mi
rival me realizó el
cambio de su dama
por mi
pareja de torres,
allá en la década
de
los ’90, durante la Semifinal provincial de Matanzas
(Cuba), de donde
soy oriundo.
Mi siempre amigo Jesús Pérez
Camejo, más conocido por
Chuchi (foto) tuvo
la “amabilidad” de
demostrarme que Aprender nuevas reglas
de ajedrez en contexto y a través de ejercicios es lo más indicado.
En aquel
cotejo sus torres
estaban coordinadas entre
si y tenían acceso
a columnas abiertas,
y la verdad
es que nunca
pasó por mi mente
de que el “se
atreviera” a realizar ese
cambio, que jugadas
más tarde le
diera la victoria.
Aun recuerdo
que “me comí el reloj” al verme con
mi dama sin
opciones de luchar
contra sus dos
torres.
Desde entonces, en gran
medida esa partida
ha influido con creces
en mi para
inculcarle a mis
alumnos la importancia del estudio teórico- práctico del
ajedrez.
Aprovecho para
enviarle un cordial
saludo a Chuchi, quien actualmente
vive en Venezuela y, aunque
tiene otras ocupaciones laborales,
de vez en cuando
encuentra un chancecito
para jugar algún torneo.
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