Mijaíl Tal: El Genio que Convertía el Riesgo en Arte
Mijaíl Tal, conocido como “El Mago de Riga”, fue uno de los jugadores más fascinantes e irrepetibles en la historia del ajedrez. No solo fue Campeón del Mundo en 1960; fue un artista que convirtió cada partida en un espectáculo de imaginación, valentía y caos calculado. Tal no buscaba la “mejor jugada” según los libros: buscaba la jugada que encendiera el tablero.
Su estilo era una mezcla explosiva de sacrificios inesperados, tácticas brillantes y una intuición casi sobrenatural. Muchos maestros confesaban que analizar sus partidas era como entrar en otro universo: uno donde lo imposible se volvía lógico, y lo lógico se volvía aburrido.
A Tal no le interesaba ganar solo por precisión; quería ganar por belleza. Su objetivo era llevar al oponente a territorios desconocidos, donde la única herramienta para sobrevivir era la creatividad. Y allí, en medio del caos, Tal era invencible.
A pesar de sus problemas de salud —fumaba, bebía café en exceso y pasaba noches enteras analizando— su pasión por el ajedrez nunca se apagó. Incluso hospitalizado, seguía jugando blitz con enfermeras y doctores.


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