Por Nibaldo Calvo Buides
Los niños son el reflejo de la bondad olvidada de los adultos.
Admito que me sorprendió el regalo.
La pequeña de solo 6 añitos de edad se me acercó y me dijo: "maestro, te regalo esto."
Por la envoltura rápidamente pensé que se trataba de alguna golosina, dándole prioridad a que fuera algún chocolate.
Pero, mi incertidumbre dejó de existir cuando al abrir la cajita me encontré con la sorpresa de que el regalo era...
¡Dos peones de ajedrez!, uno de cada color.
¡No me lo esperaba!
Y por mucho que le insistí a la niña de que no era necesario que me hiciera este regalo, y que tuviera en cuenta que su juego estaría incompleto, su respuesta fue:
"No importa, yo tengo otro juego."
Y desde ayer guardo con gran cariño el especial regalo.
MORALEJA: Todo adulto necesita un niño a quien enseñar, de esa forma aprendemos los mayores.
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