Por Nibaldo- Instructor FIDE
Tras una dura derrota frente a Vladislav Artemiev en la ronda 7 del Campeonato Mundial de Ajedrez Rápido 2025, Magnus Carlsen abandonó el tablero visiblemente afectado. El noruego se levantó rápidamente, sin analizar la partida, y mientras se retiraba del área de juego protagonizó un momento que no pasó desapercibido: apartó una cámara con evidente frustración.
Carlsen, conocido por su extraordinario control emocional, mostró esta vez el lado más humano del ajedrez de élite. La presión del Mundial, el formato rápido y la importancia de cada medio punto convierten cada error en un golpe difícil de digerir, incluso para un excampeón del mundo.
Este episodio recuerda que ni siquiera los mejores están inmunes a la frustración, y que el ajedrez, más allá de la lógica y la precisión, es también una batalla emocional. Momentos como este explican por qué el ajedrez de alto nivel es tan exigente psicológicamente y por qué Magnus Carlsen sigue siendo una figura tan seguida: gana, pierde y siente… como todos.


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