Por Nibaldo Calvo Buides, Instructor FIDE
He conocido a muchísimos buenos jugadores, titulados por la Federación Internacional de Ajedrez, quienes no han tenido las aptitudes requeridas para transmitir enseñanzas a los jugadores jóvenes.
Han hecho el intento; pero todo ha quedado ahí: en el intento, porque, por una parte, sus alumnos no los han comprendido y, por otra, porque ellos no disponen de aptitudes pedagógicas y metodológicas para enseñar.
Un Gran Maestro o un Maestro Internacional son trebejistas titulados al más alto nivel y pueden tener un nivel competitivo sobresaliente, como jugadores; pero ser instructor de ajedrez es otra historia.
En mi experiencia de 25 años de entrenador, he visto a padres de niños ajedrecistas buscando como locos a jugadores de alto nivel competitivo (Grandes Maestros, Maestros Internacionales, Maestros FIDE) para que funjan como entrenadores de sus hijos.
Tal vez desconocen que para trabajar con las categorías infantil y escolar resulta suficiente contar con un entrenador de primera categoría, sin importar el rating que posea (puede no tenerlo).
La puesta en práctica de una metodología para el entrenamiento ajedrecístico, de manera planificada y dosificada, es capaz de formar a ajedrecistas de buen nivel, que en mediano plazo pueden escalar a posiciones destacadas en eventos nacionales e internacionales.
Enseñar tiene su chiste. No confundamos la función del verdadero entrenador: planificar, orientar y guiar en el entrenamiento del alumno.
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