Por Nibaldo Calvo Buides
Muchos entrenadores de ajedrez no incluyen la preparación física en sus planificaciones de clases para sus alumnos, y ni tal siquiera le dedican unos minutos de sus clases para incitar a los alumnos a que se ejerciten físicamente.
Obvian que el ajedrez es un juego exigente y duro; a tal punto de que en ocasiones el desgaste energético sucedido mediante el desarrollo de una partida de torneo puede ser comparado con el de una sesión de boxeo.
¿Cuáles son las consecuencias del ajedrecista poco preparado físicamente?
Pues tendrá que acostumbrarse a que en cuanto torneo asista no consiga una óptima concentración en posiciones comprometedoras, porque le aparecerán los irresistibles e incómodos dolores de cuello y espalda.
Entonces es cuando aparece la urgente necesidad de levantarse de manera frecuente de su asiento. Es lógico señalar que de mantenerse el atleta sentado el mayor tiempo esto le ayudará a una mejor concentración y además economiza el tiempo para emplearlo en la partida y no en desplazarse por el salón hasta su mesa de juego.
Uno de los ejercicios que les puedo recomendar a los ajedrecistas, para fortalecer sus espaldas, es el siguiente:
Sentarse en una silla, y en esa posición tomar con sus dos manos un objeto, y realizar flexiones hacia arriba y abajo (por encima de la cabeza).
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