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Por Arnaldo Calvo Buides
Apenas iba a cumplir 5 años de edad cuando por accidente entró a la oficina de su padre y lo encontró con otro caballero jugando ajedrez. Nunca antes había visto este juego, pero se interesó y volvió al día siguiente verlos jugar.
Al tercer día, mientras observaba, su padre, apenas un principiante, movió un caballo de un cuadro blanco a otro del mismo color. Su adversario, sin dudas, del mismo nivel, no se percató de ello.
El padre del niño ganó, y entonces fue que éste le espetó que era un tramposo y se rió. Seguidamente, agregó que podía ganarle la partida.
Aquel le dijo que era imposible, pues lo consideraba incapaz de colocar las piezas. Sin embargo, ensayaron y el niño triunfó.
En su libro My chess carrer así narra sus inicios en el juego ciencia el cubano José Raúl Capablanca y Graupera, quien naciera el 19 de noviembre de 1888 en el Castillo del Príncipe, en La Habana.
Sin dudas que los duelos entre William Steinitz y Mijail Chigorin (1889 y 1892) en La Habana, provocaron el clima propicio para el surgimiento del genio, a tal punto que en noviembre de 1901 es protagonista del primer acontecimiento deportivo del Siglo XX en la isla: disputa el match por el Campeonato de Cuba contra Juan Corzo.
Sorprendentemente, con solo 13 años Capablanca aventajó a su experimentado rival, con score de cuatro victorias, seis tablas y solo dos tropiezos, precisamente, acaecidos en las dos primeras partidas.
Luego intervino en torneos internacionales en Europa y derrotó a varios de los mejores exponentes del momento, adquiriendo tal fuerza de juego que en 1921 se convierte en el tercer campeón del mundo al derrotar al alemán Emanuel Lasker tras 4 éxitos, 10 empates y ninguna derrota.
En 1927 perdió su título ante el gran maestro ruso Alexander Alekhine, con marcador de 3 triunfos, 6 reveses y 25 empates, en un match que duró tres meses.
Su récord de por vida es fabuloso: de los 37 torneos en que intervino, salió airoso en 22 y fue segundo en otros 10, en tanto triunfó en 5 matches y cayó derrotado en 1.
De 619 partidas oficiales, ganó 315, entabló 266 y solo perdió 38, para el altísimo 72,4 % de efectividad.
Se destacó como un gran simultaneísta. En 1922 batió el récord mundial al enfrentarse en la ciudad norteamericana de Cleveland, Ohio, a 103 adversarios, de los cuales aventajó a 102 e inclinó su rey ante el restante, en solo siete horas de juego. Entre sus contrincantes se hallaban varios campeones del oeste y de otros estados de la Unión.
Capablanca hizo numerosos aportes al ajedrez, tanto en la teoría como en el reglamento, y se dice que es quien más cerca ha estado de la perfección en el noble juego, lo que le llevó a crear un ajedrez superior con dos nuevas piezas (canciller y arzobispo) en tablero de 80 casillas.
Se mantuvo 8 años invicto, entre 1916 y 1924. Entre sus ideas más avanzadas destaca la de promover el ajedrez como materia oficial en las escuelas, sueño que se concreta en 1989 cuando se oficializa en las escuelas primarias del país.
Por esto y más es que durante la Olimpiada de este deporte realizada en Salónica, Grecia, 1988, la Federación Internacional de ajedrez proclama el 19 de noviembre, fecha de nacimiento de Capablanca, Día Mundial del Ajedrez.
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