
Por Lic. Nibaldo Calvo Buides
Aún recuerdo una sugerencia que le hicieron al Maestro Internacional cubano Néstor Vélez, conocido por CHACHO, luego de haber sido inspeccionada su clase de ajedrez.
Aconteció en 1997, durante mi etapa de estudios universitarios, donde integré la seleccion de la Universidad de La Habana y la representé en diversos torneos.
Resulta que mientras Vélez se encontraba explicando una situación táctica en el tablero mural, lanza una pregunta a los alumnos, y yo levanto la mano para contestarla.
Entonces Vélez dice: "A ver, JIMAGUA..."
Sucede que en Cuba suele decirsele así a los gemelos, y yo soy gemelo...digo, jimagua...
Pues bien, al término de la clase, la cual fue inspeccionada por la Dirección de la Universidad, le preguntamos a Vélez: Maestro, ¿como le fue en la evaluación?
Y Vélez con su semblante de alegria que siempre ha mostrado nos dice:
"ME HICERON UNA ADVERTENCIA POR HABER DICHO JIMAGUA. TENIA QUE DECIRTE TU NOMBRE."
Así de estrictas eran las evaluaciones.
Esta anécdota me hizo recordar al profesor universitario que conocí que no permitía que un alumno le dijera PROFE, aunque fuera de cariño y de respeto.
Él exigía que se le dijera PROFESOR y argumentaba que él nunca le había dicho a algún alumno ALUM.
Él exigía que se le dijera PROFESOR y argumentaba que él nunca le había dicho a algún alumno ALUM.
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