Por
Nibaldo Calvo Buides
Como
promedio mis libros cuentan entre 80 y 100 páginas. Si es sobre determinada
apertura, por ejemplo, expongo conceptos e ideas generales y particulares de
las variantes que decido incluir. Prefiero seleccionar 4 ó 5 partidas modelos,
con análisis fáciles de comprender, para no atiborrar al lector y así ponerle en
sus manos los conocimientos necesarios para jugar esa variante.
Ya
quedaron atrás los tiempos de incluir en un libro cientos de partidas que al
final pueden confundir y aburrir al
lector.
Actualmente
debido al gran desarrollo tecnológico los ajedrecistas pueden acceder a bases
de millones de partidas, que mediante
filtros pueden buscar las aperturas y defensas deseadas, así como determinadas
variantes y subvariantes. Generalmente son partidas sin análisis, sin pistas
para el lector acerca de las ideas que encierran el desarrollo en determinados
flancos, o la decisión de enrocar corto o largo, etc…
Si el
novel ajedrecista que tiene ante sí la “millonaria” base de partidas desconoce
los conceptos e ideas generales y particulares de la apertura o defensa que
desea aprender, pues se encontrará hundido en el lodo al confluir con tantas
partidas que no le dirán nada.
Es por
ello que mi línea de trabajo con la redacción de libros de ajedrez es la de
proporcionarle al ajedrecista un complemento para su autoestudio mediante las
bases de partidas.
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