Por Nibaldo Calvo Buides
A José Miguel Gómez, quien fuera presidente de Cuba de 1909 a 1913, se le llegó a llamar “Tiburón” por las amplias mordidas a los fondos públicos (entiéndase dinero) compartidos por sus seguidores. Esto originó una frase que se hizo muy popular: Tiburón se baña, pero salpica...
José Miguel y otros gobernantes se bañaron en las aguas pútridas de la corrupción, pero salpicaron con sus ganancias ilícitas a los incondicionales que le rodeaban y le aplaudían.
Siguiendo el principio del “Tiburón”, muchos dirigentes del ajedrez ocupan sus puestos para ganar dinero sucio, sin importarles hacer progresar el ajedrez local. Entonces, para callar bocas, les salpican unas migajitas a varios secuaces que se encargan de cuidarle sus espaldas.
Hay que hacer una cacería de estos Tiburones, los que viven en la tierra y hacen tremendísimo daño.
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