Dentro de este maravilloso mundo (el
mundo del ajedrez), mucho se lee y se oye de temas que tienen que ver con
táctica, estrategia, aperturas, finales, medios juegos, partidas memorables e
inmortales, biografías de jugadores, entre otros; pero poco encontramos por ahí
artículos que traten a groso modo o de manera sencilla aspectos psicológicos
que influyen en el mismo y que son de vital importancia poder conocer y
estudiar, principalmente para aquellos que quieran hacer del ajedrez un estilo de
vida o una carrera deportiva de medio y alto nivel.
Hace unos días atrás se público en una
página llamada Chess 4 Real que promociona mi querido amigo Carlos Pujols en la
red social facebook donde estoy suscrito, un problema de ajedrez que parece
bastante sencillo, el cual pongo a continuación:
En esta posición muy probablemente un
jugador de nivel medio conduciendo las piezas blancas, dejándose llevar por la
primera impresión, valorando la posición desde esa perspectiva podría
entristecer, pues materialmente está muy inferior tomando en cuenta que tiene
torre y alfil contra dama, que tiene un rey en una posición vulnerable y
pasiva, que su cantidad de peones y estructura es inferior. Posiblemente
terminaría abandonando y mas aún si el rival al que tiene al frente es un
maestro o en otro caso optaría por seguir luchando para formar una fortaleza
que lo lleve al logro de las tablas.
¿Dónde
está el herror?: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18,
19, 20
Desde niños aprendimos que después de
una pregunta que típicamente nos hacían en una evaluación de colegio, uno tenía
que enfocarse en resolver lo que había después de la pregunta y así crecimos y nos
acostumbramos con ese paradigma en nuestro subconsciente. Por esta razón pocos
o muchos al ver esta pregunta tardarían algunos minutos tratando de visualizar
un error en los números tratando de detectar que haga falta alguno, la posición
de las comas (,), que al final después del número 20 haga falta un punto final(.)
o que posiblemente haga falta el número 0 (cero) al iniciar la numeración; pero
el error realmente está desde la misma pregunta pues ERROR se escribe sin H.
Nuestra predisposición formada desde niños originó que nos dejáramos llevar por
la primera impresión y por eso no detectar en principio que el error estaba
allí justamente desde la formulación de la pregunta.
Pasamos ahora a observar el tercer y
último ejemplo, de otra posición extraída de la página de facebook mencionada
anteriormente:
Una posición que a simple vista parece sencilla, abrumadora ventaja material del blanco; pero si no hace las jugadas correctas, se embriaga del éxito y se deja llevar por la primera impresión decidiendo coronar dama mediante 1. d8 = D sin profundizar en el análisis tendría que conformarse con unas tablas pues el negro seguiría con 1…f1 = C!! amenazando mate en g3 por lo que el blanco debe responder con 2. Dc7 ahora se origina un ahogado mediante 2…Cg3+ 3. Dxg3 y el negro no tiene movimientos. Termina en tablas una partida que está super ganada.
La continuación para realmente
cristalizar y asegurar la victoria que ya aparentemente se tiene es la siguiente:
1. d8=A f1=D 2. Af6!! (si toma de dama queda
perdido automáticamente, si toma de peón mediante
2…gxf entonces 3. g7 y coronación inevitable de dama en g8 con lo cual el
blanco gana, pues después podrá coronar varias damas mas). Entonces continúa
después de 2. Af6!! Db5 3. c4!! Dxc4
(3…Db8?? ó De8?? 4. Axg7!! y blancas ganan)
4. e7!! ahora si, obligando al negro a ir a cuidar la coronación del
peón en e8. 4…Dc8 5. Axg7!! y ahora el
blanco gana pues no hay manera de evitar Af8 y la avalancha de peones del
flanco rey y centrales donde algunos terminarán convirtiéndose en posibles
damas.
Posiblemente habrán varios ajedrecistas que no estén de acuerdo
con las jugadas en los análisis o encuentren jugadas mejores, pero la idea de
este artículo no es entrar en detalles en análisis de soluciones a problemas,
sino de mostrar que existe un mal psicológico que viene haciendo daño y al cual
hay que atacar con fuerza y conciencia para erradicarlo de nuestra vida como
atletas y como personas; por lo tanto la idea principal de este aporte es
mostrar que si existe este problema y que se puede mejorar valga la
redundancia.
De esta manera lo dejo con ustedes para su lectura y respectiva
reflexión, esperando sea de su agrado y sirva de ayuda para alguien, muy
respetuosa y modestamente desde Táchira
– Venezuela , Jonathan Ramírez Arellano.
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