ANTES de conocer al Gran Maestro (GM) de Ajedrez Juan Borges Matos, formé una historia a mi antojo, en la cual el principal desliz fue imaginar que era introvertido, reacio a entrevistas y que vivía confidencialmente en su natal Caimanera, envuelto en el cenáculo de la gloria proporcionada a sí mismo, a su poblado y a la provincia. Dos ornatos de los que, sin dudas, hace gala: modestia y juventud, no figuraban en el retrato que mentalmente había hecho de ese guantanamero que figura entre los 34 cubanos que han alcanzado en el juego ciencia la mencionada categoría.
Por Pablo Soroa Fernández - 08 de octubre de 2011.
Tomado de Venceremos
Del primero de esos atributos dan fe sus relaciones con sus conciudadanos, su condición de ídolo sobre todo para niños y jóvenes, y su pasión por el terruño, su permanencia en él a sabiendas de que otros horizontes podrían abrírseles en la capital del país.
Casos similares al suyo -aunque exclusivos- es preciso localizarlos en la literatura: el de su coterráneo, Regino Eladio Boti, el del matancero Agustín Acosta y el del villaclareño Samuel Feijoo (Villa Clara), quienes alcanzaron la consagración desde su terruño, sin abandonarlo jamás. De los mencionados, sólo el autor de La Cleptómana, pergeñó toda su obra en un municipio, el de Jagüey Grande.
Cuando menciona a su rival más difícil no se refiere a Leinier Domínguez ni a Lázaro Bruzón, sino al espirituano Pedro Jiménez, que “me ganó dos veces en un torneo nacional”.
Esas arrancadas crean la ilusión, al conversar con Borges Matos, de que uno intercambia con un ciudadano común y corriente, y no con alguien que ha proporcionado lauros a Cuba, a Guantánamo y Caimanera y competido en cerca de 40 países, desde que en 1980 asistió a la Olimpíada Mundial de Moscú, como pionero invitado.
El segundo de los atributos no es tan fácil de demostrar. En el rostro de Borges Matos prevalece cierta juvenilia, a pesar de los años idos. Nació el 28 de marzo de 1966, a los 22 se tituló Maestro Internacional y desde 2004 -no había llegado a la cuarentena- engruesa la lista de GM cubanos, la misma en que figuran José Raúl Capablanca, Silvino García, Guillermo García, Amador Rodríguez, Roman Hernández, Jesús Nogueira, Walter Arencibia, Reinaldo Vera Bruzón, Domínguez e Irisberto Herrera, entre otros.
Desde el punto de vista de sus no enormes, pero tampoco exiguos abriles coleccionados, cabe preguntarse cómo mira el futuro Borges Matos. Cuando le recordamos durante la entrevista que casi todo el éxito en ese deporte suele alcanzarse mucho antes de la etapa de la vida por la que ahora transita, responde -salvando las distancias- que Viktor Korchnoi tenía 47 años en Baguio. Filipinas, en 1978, cuando protagonizó la gran partida contra a Anatoly Karpov, dos décadas más joven que el primero.
Precisamente, el día de la visita a su apartamento en el Poblado Héroe, Borges estudiaba, junto a uno de sus cuatros hijos (al cual quiere encauzar en el deporte-ciencia) ese cotejo y el que protagonizaron en 2000, Gari Kasparov vs Vladimir Kraminik, “ya que los enfrentamientos de Emmanuel Lasker y Capablanca tienen casi 100 años y otros del campeón mundial con otros ajedrecistas de relieve, sobrepasan el siglo”.
También han quedado, a su entender, obsoletos un texto de obligada consulta, como los cuatro volúmenes del legendario Tratado General de Ajedrez, cuyo autor es el argentino Roberto Gabriel Grau (1900-1944), quien alcanzó el campeonato suramericano de ajedrez y participó de las olimpíadas de Varsovia, Estocolmo y Buenos Aires, en la primera de las cuales empató con el campeón del mundo Alekhine.
Pero, para triunfar en este deporte, subraya, el que lo practica tiene que desarrollar su propio sistema de entrenamiento, y este debe ser competitivo, lo cual se logra solamente con un buen guía.
Yo tuve la suerte -confiesa- de tener en la ESPA un entrenador que se preocupó mucho por mi aprendizaje. Se llama Ramón Huerta. Tenía solamente el rango de Maestro Internacional, pero a mi entender es el pensador más grande que ha tenido el ajedrez en Cuba. Ha creado una filosofía, en torno a su práctica, que todos los amantes de la disciplina debían consultar.
Así es en su real dimensión, Juan Borges Matos, quien nació el 28 de mazo de 1966, en Caimanera, se consagra al ajedrez desde los ocho años, clama por enseñarlo a los niños, quisiera crear una academia provincial de ajedrez, para que surjan otras glorias deportivas guantanameras en esa disciplina, por “culpa” de la cual desaprobó el cuarto grado cuando cursaba la enseñanza primaria en la escuela primaria Wilfredo Gonce.
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