Por Lic. Nibaldo Calvo Buides
En estos días en la televisión mexicana comenzó a transmitirse un spot publicitario, donde los protagonistas son cantantes del patio, quienes hacen un llamado a que se les tomen en cuenta como profesionales que son, y por ende que se les paguen los conciertos musicales que realizan.
Ellos hacen alusión a que si a los vendedores de Taco (comida mexicana) y a los médicos se les pagan por sus ventas, a los primeros, y por sus servicios, a los segundos, ¿por qué a los músicos no se les cumplen debidamente a la hora de pagarles en tiempo y en forma?
Drama idéntico se vive en el mundo del ajedrez.
Si antes de iniciar un curso o torneo de ajedrez se le promete al instructor, o al árbitro, que se le pagará determinada cuantía, no entiendo cómo es posible que luego queden mal con sus pagos, si estos cumplieron con su trabajo.
Si Usted es instructor o árbitro de ajedrez y tiene previsto impartir un curso o fungir de árbitro de un torneo, mi consejo para que no le hagan una trastada, es que antes de iniciarlo redacte un documento, en el que aparezca bien detallado las particularidades del mismo: horas, costos, horarios, etc… y que esté firmado por ambas partes. Papelito habla….
Otro de las situaciones que viven quienes imparten clases de ajedrez es el conocido “regateo” por parte de alguna persona que supuestamente “quiere ayudar” dándole la posibilidad de impartir un curso de ajedrez en determinado lugar.
Resulta que esa persona (contratista) piensa que se encuentra en un mercado y sin escrúpulos le propone a uno recibir un ingreso mísero por cada hora de clases o por fungir de árbitro en un evento.
¿Cómo actuar contra estos regateadores?
En mi caso yo primero los escucho- por cortesía, por educación- , y luego les entrego mi tarifa por hora, de acuerdo a mi experiencia y capacitación en el ajedrez. Y les explico que todo trabajo tiene su costo, y el ajedrez no escapa de esa regla.
Si aceptan, pues se concreta el proyecto; de lo contrario, tengo bien presente que me esperan otros proyectos. Debemos sentirnos dignos de nuestro trabjo, porque de lo contrario aparece un oportunista y se sale con las suyas.
Soy afortunado, porque apenas inicia el año y ya me están lloviendo muy buenos proyectos ajedrecísticos.
Paulatinamente mediante este espacio compartiré con mis lectores todo mi quehacer ajedrecístico del 2011.
En estos días en la televisión mexicana comenzó a transmitirse un spot publicitario, donde los protagonistas son cantantes del patio, quienes hacen un llamado a que se les tomen en cuenta como profesionales que son, y por ende que se les paguen los conciertos musicales que realizan.
Ellos hacen alusión a que si a los vendedores de Taco (comida mexicana) y a los médicos se les pagan por sus ventas, a los primeros, y por sus servicios, a los segundos, ¿por qué a los músicos no se les cumplen debidamente a la hora de pagarles en tiempo y en forma?
Drama idéntico se vive en el mundo del ajedrez.
Si antes de iniciar un curso o torneo de ajedrez se le promete al instructor, o al árbitro, que se le pagará determinada cuantía, no entiendo cómo es posible que luego queden mal con sus pagos, si estos cumplieron con su trabajo.
Si Usted es instructor o árbitro de ajedrez y tiene previsto impartir un curso o fungir de árbitro de un torneo, mi consejo para que no le hagan una trastada, es que antes de iniciarlo redacte un documento, en el que aparezca bien detallado las particularidades del mismo: horas, costos, horarios, etc… y que esté firmado por ambas partes. Papelito habla….
Otro de las situaciones que viven quienes imparten clases de ajedrez es el conocido “regateo” por parte de alguna persona que supuestamente “quiere ayudar” dándole la posibilidad de impartir un curso de ajedrez en determinado lugar.
Resulta que esa persona (contratista) piensa que se encuentra en un mercado y sin escrúpulos le propone a uno recibir un ingreso mísero por cada hora de clases o por fungir de árbitro en un evento.
¿Cómo actuar contra estos regateadores?
En mi caso yo primero los escucho- por cortesía, por educación- , y luego les entrego mi tarifa por hora, de acuerdo a mi experiencia y capacitación en el ajedrez. Y les explico que todo trabajo tiene su costo, y el ajedrez no escapa de esa regla.
Si aceptan, pues se concreta el proyecto; de lo contrario, tengo bien presente que me esperan otros proyectos. Debemos sentirnos dignos de nuestro trabjo, porque de lo contrario aparece un oportunista y se sale con las suyas.
Soy afortunado, porque apenas inicia el año y ya me están lloviendo muy buenos proyectos ajedrecísticos.
Paulatinamente mediante este espacio compartiré con mis lectores todo mi quehacer ajedrecístico del 2011.
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