Por Nibaldo Calvo Buides
¿Se imaginan una convocatoria así?
Además que especifique que se les entregarán premios a los primeros 50 lugares.
Les pido que se abstraigan y den por hecho que el torneo es verídico.
¿Cuántos ajedrecistas se inscribirían? ¿100, 200, 300, 400...?
Y sobrarían los dispuestos a viajar miles de kilómetros por tal de acceder a unos de los tantos premios. Ya veríamos a cientos y cientos de ajedrecistas trasladándose en trenes, aviones, autobuses...y hasta en bicicletas hasta el lugar del torneo.
¿Y se imaginan Ustedes que los supuestos premios nunca existan? Y que los organizadores comiencen a proliferar excusas y a producir culpables fantasmas acerca de la no existencia de los premios prometidos anticipadamante.
No, eso no debiera suceder, ni tal siquiera en un torneo local donde en la convocatoria planteen que los tres primeros lugares recibirán premios de 5, 3 y 2 dólares respectivamente.
Los incumplimientos de los premios prometidos suceden en gran medida porque los organizadores de los torneos consultan anticipadamente a determinados patrocinadores, quienes les prometen que les darán los premios del torneo, pero no se los dan de inmediato.
Entonces los organizadores del evento, ya próximos a estos y sin tener aún a mano los premios, deciden lanzar la convocatoria y como dan por hecho de que les darán lo prometido pues lo incluyen en la misma.
Y ya el día del torneo se dan cuenta de que lo prometido nunca se les entregó.
Pero aún así, considero que los organizadores son los máximos responsables de que los premios anunciados en la convocatoria no correspondan con lo que se le entreguen a los ganadores.
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