Por
Nibaldo Calvo Buides
La práctica
del ajedrez reporta múltiples beneficios en la formación general integral del
ser humano; pero actualmente está en boga el uso del ajedrez con fines terapéuticos.
Trastorno
por Déficit de Atención e Hiperactividad
La
práctica del ajedrez en menores con Trastorno por Déficit de Atención e
Hiperactividad, conocido por las siglas TDAH, coadyuva a una mejoría en su comportamiento
general y su atención, ayudándolos a controlar sus impulsos, a elevar sus
niveles de concentración, a enfocarse mejor en las orientaciones y desarrollar
el hábito del autoestudio.
Por
experiencia propia tras 10 años de impartición de clases de ajedrez a niños y
jóvenes que padecen de TDAH, me consta
que los niños que han continuado jugando al ajedrez de forma regular y
estableciendo cierto hábito han evolucionado de forma muy positiva; incluso,
muchos de ellos han tenido que reducirles la medicación y han conseguido
mejores resultados académicos.
Autismo
La
práctica del ajedrez los ayudará a aprender estrategias de resolución de
problemas y toma de decisiones, de concentración, los ayudará también a fortalecer la voluntad, la seguridad en sí
mismos, el equilibrio entre lo racional y emocional, la creatividad e
imaginación así como la aceptación de reglas.
Asperger
El
ajedrez desarrolla varias capacidades cognitivas, como la concentración,
atención, memoria de trabajo, impulsividad, planificación y flexibilidad
mental. Además, permite a los menores relacionarse y desarrollar aspectos
sociales importantes.
El
ajedrez es un deporte fácil de entender para quienes padecen Asperger, porque
se basa en reglas constantes, que podrían establecer como una rutina,
facilitando su comprensión y reduciendo
las probabilidades de producir frustración o confusión en el jugador con
Asperger.
Publicar un comentario